¿Cómo encantar a los niños para temas de medio ambiente?

Heloísa Prieto
ilustración: Vj Suave
especial para el comKids Green 2012

Vj suave, especial para el ComKids Green

En todas las culturas, surgen los mitos fundadores. En la tradición celta, que justamente ha dado origen a varios seres mágicos que hasta hoy encantan a los niños, vale la pena destacar la leyenda de Midhir y Etaine.

Según esa narrativa, en los comienzos del mundo, hadas, elfos y seres humanos convivían harmoniosamente. Había solamente una prohibición: el matrimonio entre seres de especie diferente. Pues nada, así como en prácticamente todos los mitos de origen, la prohibición se desobedece. Midhir, rey de los elfos, se enamora de la princesa Etaine y la rapta. Inmediatamente, el novio de ella decreta la devastación de las forestas. ¿Por qué? Ya desde aquellos tiempos se decía que la fuerza de las creaturas mágicas vivía en los árboles, ríos y montañas. La intención del rey, en su tentativa de sobreponer su soberanía, era vaciar Midhir de sus poderes. Sin embargo, un elfo, señor de la naturaleza y del imaginario, no podría ser vencido por un ser humano. Midhir decretó palabras mágicas y determinó que los elfos, hadas y duendes se quedasen invisibles a los ojos humanos. Solamente durante la infancia, se podría vislumbrar el mundo tal como naciera: real y imaginario haciendo un sólo tejido existencial.

En la tradición oral de São Luis do Maranhão, encantarse, sin embargo, significa no morirse. Los encantados serían los espíritus entre mundos, que desean permanecer de forma etérea para alegrar la vida de los humanos. Es desde esa tradición que Jorge Amado bebe cuando crea, por ejemplo, el alegre fantasma de Vadinho, amante de Doña Flor, en “Dona Flor e seus dois maridos”.

En ambos los casos, el término encantar designa la capacidad de percibir la fuerza del invisible, la presencia omnipotente del imaginario cuando este se une a las fuerzas de la naturaleza. Ver además de las interdicciones, responder a la alegría innata de estar vivo. Todo educador sabe que el humor de los niños es algo único. Así como su perspicacia, muchas veces impiedosa en su sinceridad. De verdad, no hay necesidad de encantar niños para todo lo que naturalmente les fascina. ¿Cómo no amar a las marsopas, a los pájaros, a los campos libres y a los mares?

La pregunta que sigue sin respuesta, en ese caso quizás sea ¿Cómo no alejar a los niños de su propia naturaleza? Pensando, en ese caso, en la naturaleza que los habita. Niños dicen lo que piensan, duermen cuando están cansados, corren y ríen cuando están felices, juegan como un modo de estar en el mundo. Niños son ecológicos. Para que mantengan su rumbo natural en dirección al medio ambiente, sólo hay que darles los instrumentos para respetar la propia realidad biológica en su interacción con el universo. Permitir a los pies descalzados, por ejemplo, hablar de los animales como realmente son. ¿Las serpientes son peligrosas? Así es, pues el peligro es parte de la vida. ¿Los gatos realmente necesitan libertad? Nada como amar a un animal incondicionalmente. La naturaleza es la más sabia de todas las maestras. Además, el universo natural va más allá de la familia urbana, nuclear, las creaturas de los centros comerciales. Hay que tener solidariedad, respeto por los límites que un mar bravío impone, por ejemplo, el descifrar el lenguaje de las olas, las huellas de los pájaros en la arena. La naturaleza es una poesía de riesgo. ¿Cómo amar a la naturaleza si los padres y educadores optan por el control, por la falta de movimiento, por el libro de los animalitos graciosos e innocuos, de chistes fáciles, de todos los días? ¿Libros descartables son ecológicos?

Toda literatura tiene su espacio y lugar, pero cuando se desea realmente iniciar niños para ese tránsito por el planeta, no hay como no señalar la valentía, los grandes misterios, la importancia de los ritos de pasaje. ¿Es que los ositos de peluche son muy lindos? ¿Y si promoviéramos la descubierta de la vida de los osos polares? Las leyendas inuit, del Polo Norte, son fértiles en narrativas poéticas que se reportan a los osos de los cielos. ¿Es Thor un superhéroe? Antes de eso fue una divinidad vikinga, responsable por el comando de los rayos. Y cuando un niño insistir en la idea de que ha visto a un duende en medio del bosque, aunque sea solamente un arbolito hambriento en medio a la foresta de la ciudad, vale respetar esa mirada imaginaria que nos lleva de vuelta a los tiempos edénicos. Sentir luto por la pérdida de un animal querido, nos auxilia a comprender la finitud de la vida. ¿Cuántos niños urbanos no son privados de convivir con animales bajo la alegación de que sufrirán cuando estos se vayan? ¿El sufrimiento por la pérdida de un bicho querido nos mata o nos vuelve más maduros?

Saturno, en la mitología griega, la divinidad que rige a las dificultades es también el más grande de todos los sabios. No por casualidad, es el señor del tiempo. Pues ese Dios tan despreciado por la vida moderna en su búsqueda incesante, y muchas veces fatal, del placer inmediato, quizás el más poderoso de todos los símbolos de la existencia humana. Edad cronológica, vida biológica, el tiempo de los afectos profundos, estos son factores que hay que resaltar. Hay un tiempo interno, íntimo, que se presenta como un desafío a la práctica de lo momentáneo, del placer inmediatamente saciado, solamente para abrir el camino hacia el quiero más y más. Conocer y aceptar el tiempo primordial es también ser ecológico. ¿Cómo encantar a los niños para los temas del medio ambiente? Quizás nombrarlos, simplemente.
Medio ambiente es naturaleza. Y naturaleza son los animales, son los riesgos; naturaleza es el acogimiento, el desafío. Naturaleza es la vida.

Texto publicado originalmente en la publicación comKids Green 2012, que se puede ver aquí. El comKids Green 2012 se hizo gracias al apoyo del Sesc y del Goethe-Institut.

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