El por qué del para qué y el para quién

En un taller sobre recomendaciones de calidad para contenidos infantiles que realizamos a un grupo de estudiantes de animación 3D y de diseño para la comunicación gráfica, insistimos en la importancia de tener claro el para qué y el para quién de cualquier proyecto comunicativo, más aún si está dirigido al público infantil.
Uno de los aspectos que reiteramos fue el de tener la premisa clara, como un sol que ilumina todo el camino del proyecto, que nos indica el norte y nos enfatiza la pertinencia de nuestro producto o de nuestro contenido.
Alguno de los chicos expresó que él consumía todos los días contenidos que, se atrevía a decir, no tienen una premisa o un propósito, distinto a que dos muñequitos animados se peleen casi hasta la muerte, mientras el usuario o espectador se muere a su vez de la risa.
Claro, interpelé, hay contenidos que no tienen un propósito distinto a llenar de chiste los tiempos de ocio de las audiencias y de dinero los bolsillos de los creadores, gracias a la monetización de las visitas recurrentes y de la publicidad. Aunque esa intención puede ser legítima, también resulta pertinente preguntarse si cada contenido que se publica puede ser una oportunidad por brindar mejor calidad tanto en contenido, como en forma, si puede haber un compromiso más profundo con respecto a un propósito que vaya más allá de ‘matar el tiempo’. Son inquietudes que tienen que ver con la dimensión que le dan los creadores a su rol como comunicadores sociales, al impacto de sus contenidos en las audiencias, a la posibilidad de generar identificaciones culturales, emocionales y cotidianas, de abrir los horizontes y servir espejos para todos.
Para crear contenidos de calidad, que realmente aporten desde los distintos lenguajes, plataformas y medios, a robustecer la dimensión cultural de los ciudadanos, hay que investigar, conocer a los públicos, ver, pensar, crear, a partir de la definición del ‘para quién’ va dirigido -un nicho, una comunidad, un grupo humano que se reconoce, se investiga, se indaga y se profundiza- y del planteamiento del ‘para qué’ –un propósito claro que orienta la propuesta, el proceso y el producto-.
Soy tan reiterativa con preguntar siempre el ‘para qué’ de cualquier idea, que yo misma hago el chiste, a manera de locutora radial: Y ahora suena el éxito ‘Para qué’. Antes de poner a rodar una idea, debemos tener claro cómo esa propuesta puede llegar a insertarse en el catálogo de experiencias de los ciudadanos, qué tan pertinente y necesaria es y cómo puede ser viable y relevante para los públicos en que se están pensando.
De ahí la trascendencia de la pregunta por el ‘para quién’, por los públicos, las audiencias específicas a las que se está dirigiendo el contenido. Es fácil afirmar que el público es general, que es para todo el mundo, que es familiar, sin embargo, esa amplitud vuelve ambiguo al interlocutor y dispersa a los creadores de la posibilidad de hablarle a un grupo humano en concreto, con características e intereses similares. Precisar a un nicho de audiencia permite tomar decisiones específicas en cuanto a narrativa, lenguaje audiovisual, estética, diálogos, conflictos, configuración de valores, entre otros aspectos que permiten enganchar a las audiencias a partir de su identificación con historias y personajes que les son cercanas y afines.

No pocas veces he sido testigo, y también lo he vivido, de que cuando se obvian las preguntas sobre el para qué y el para quién de una iniciativa, los resultados se reducen a asuntos estéticos y de forma que engolosinan, pero el contenido se evapora, se vuelve efímero.
Así como cuando uno no sabe para dónde va cualquier bus sirve, cuando no se tiene un propósito claro cualquier cosa sirve, cualquier idea es buena y, con seguridad, el resultado puede ser sin trascendencia.

Imagem del destaque: Felipe Ernesto (retirada de Flickr.com)

Diana Díaz-Soto

Comunicadora social com ênfase em comunicação educativa pela Universidade Javeriana, especialista em educação / comunicação pela Universidad Central e mestra em estudos culturais pela Javeriana. Atualmente, é diretora do Señal Colombia. Coordena o projeto de comunicação cultural e infancia para a área de comunicações do Ministério de Cultura da Colômbia. Tem experiência na conceptualização e no seguimento a projetos de televisão educativa e cultural para a televisão pública colombiana e é redatora de informes técnicos e sistematizações. Apaixonada, é uma principiante na escritura de narrativas curtas e em ilustração.

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